Lo que me encontré fue tan absurdo como cuando conocí Amsterdam y su famoso Barrio rojo, una serie de confabulaciones mercantiles, en extremo de neoliberalismo para rastafaris rubios, una suerte de atracción turística autoimpuesta, como si el éxito antaño de su lucha fuera la consecuencia de su nefasto presente.
Nada más entrar, me advirtieron que en algún lugar, debido al tráfico de marihuana, estaba prohibido hacer fotos, inmediatamente encontré los carteles y pintadas con espray que avisaban.
Todas las fotos en el enlace: https://photos.app.goo.gl/suG4NwKuaDze6ph2A
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